4 oct 2014

Vía Verde del Zadorra

Los días 29-30 de septiembre y 1-2 de octubre del 2014 he recorrido 3 vías verdes por el País Vasco: La Vía verde del Bidasoa (29 Kilómetros); La Vía verde del Plazaola (40 kilómetros) y la Vía verde del Zadorra (16 Kilómetros).
El lunes 29 de Septiembre salgo en coche desde la Coruña. En el viaje me acompaña mi buen amigo Manuel Del Río Ferro. En principio nos dirigimos hacia Doneztebe. Decidimos hacer el viaje en coche por la Autopista del Cantábrico. Sobre las 7 de la tarde, después de cruzar Irún, llegamos a Doneztebe, un pequeño pueblo vasco-navarro. En otro lugar, he llevado a cabo la descripción de la Vía Verde del Bidasoa, la cual tiene su punto de partida en Doneztebe y su punto de llegada en Endarlazsa. Después de finalizar la Vía Verde del Bidasoa nos dirigimos en coche a Lekumberri, desde donde llevé a cabo la Vía Verde del Plazaola, que también he descrito en otro lugar. Finalizada ésta Vía Verde, viajamos en coche, desde Lekunberri a Victoria-Gasteiz, para, a partir de ahí, llevar a cabo LA VÍA VERDE DEL ZADORRA, que a continuación describiré.  En Vitoria nos hospedamos en el Hotel Dato, situado en el centro de la ciudad, algo que tiene sus ventajas y sus inconvenientes cuando se viaja acompañado de la bicicleta. Las desventajas residen en que los hoteles en el centro no suelen tener aparcamiento, ni lugar para dejar las bicis. En nuestro caso, dejamos el coche en un aparcamiento cercano y la bicicleta en un sótano del hotel. Las ventajas residen en que pudimos recorrer el centro de esta extraordinaria y bella ciudad, totalmente peatonalizado. Una maravilla de la que habría que tomar ejemplo en otros lares.
Nos hospedamos en el Hotel Dato de Vitoria, la tarde-noche del 31 de Septiembre. Al día siguiente, nos levantamos sobre la 8 de la mañana y me preparo para llevar a cabo la 3ª y última Vía Verde por el País Vasco: LA VÍA VERDE DEL ZADORRA. En éste caso, teníamos dos opciones: comenzar el recorrido en Vitoria y desde aquí seguir camino hacia Landa; o viajar, con mi amigo, con la bici en el coche hasta Landa y, desde allí, iniciar el camino hacia Vitoria. Mi amigo Manolo era partidario de ésta última opción, mientras que yo no lo veía claro. Al final, seguimos la opinión de mi amigo Manolo, el cual, confieso que logró ponerme nervioso, ya que, en algún momento, llegue a pensar que se había equivocado de carretera. Al final, sin embargo, sus dotes de orientación triunfaron plenamente y, en poco más de 3 cuartos de hora, estábamos en LANDA, punto de inicio de esta extraordinaria VÍA VERDE DEL ZADORRA.
Después de tomar unos cafés y un pequeño bocadillo de tortilla, me dirijo hacia la ESTACIÓN DE LANDA, situada a la salida de éste pequeño pueblo y en perfecto estado de conservación. Los primeros kilómetros de la Vía son de una extraordinaria belleza y discurren cerca de la cola del Embalse de Ullibarri, aunque la Vía se mantiene alejada del mismo, por lo que habría que abandonar la misma si queremos bordear el Embalse. Yo prefiero no abandonar la Vía Verde porque el recorrido es maravilloso, con un paisaje totalmente arbolado. Después de recorrer unos 5 kilómetros paso por la antigua ESTACIÓN DE VILLARREAL (Legutiano), que dejo a mi izquierda. Estoy en el Kilómetro 5 del recorrido. Continuo hacia adelante y observo que el sueño comienza a finalizar desde el momento en que la Vía Verde desemboca en una zona de obras llevadas a cabo en una carretera que pasa cercana a la misma. Ahora debemos seguir un trazado, que sospecho que nada tiene que ver con la Vía Verde original, separado de la carretera en obras, por grandes bloques de hormigón. Al menos, la señalización es bastante correcta y precisa, huyendo de las flechas pintadas sobre el asfalto y con la presencia de las señales clásicas que orientan a uno mejor. Después de pedalear durante unos 4 kilómetros en éstas condiciones llego a URBINA, por cuyo poblado debemos pedalear durante unos metros hasta llegar a un cruce a la derecha que nos situa, de nuevo, en el trazado original de la Vía Verde. De este modo, llego hasta la ESTACIÓN DE URBINA, conservada en perfecto estado, pero no como Estación sino como chalet particular con el nombre de APEADERO DE URBINA. No se puede acceder al interior del mismo, y nos tenemos que conformar con observar un gran letrero en la puerta de entrada con el nombre de Apeadero de Urbina. Además, no se encuentra exactamente en la Vía Verde, sino a unos pocos metros de la misma, pero totalmente visible. Abandono Urbina y sigo con mi pedaleo. Estoy en el kilómetro 9 de la Vía Verde del Zadorra. El firme es pedregoso y con gravilla, por lo que hay que ir atento a los extraños que puede hacer la bici. Despues de pedalear durante unos 2 kilómetros más, paso por LUKO, el cual dejo a mi izquierda a lo lejos. Vuelvo a pasar bajo uno de esos puentes de las autovías. Más tarde atravieso un PUENTE sobre el RIO SANTA ENGRACIA y el paisaje vuelve a ser extraordinario. Por último, desemboco en un cruce con una carretera nacional que debo cruzar con cuidado para llegar RETANA, en el kilómetro 12 de mi recorrido. Desde Retana una señal nos indica que puede accederse, de nuevo, al Embalse de Ullibarri, pero yo decido seguir hacia adelante y no abandonar el trazado de la Vía Verde del Zadorra. En RETANA, podemos observar también la ANTIGUA ESTACIÓN que se conserva en perfecto estado, aunque tiene un uso residencial. Desde aquí hasta el final de la Vía Verde, el firme es sensacional, pues, de la gravilla y las pequeñas piedras, pasamos a una Vía asfaltada y en perfectas condiciones por donde da gusto pedalear. De ese modo, y casi sin darme cuenta me encuentro en la ESTACIÓN DE DURANA, en donde vuelvo a encontrarme con mi amigo Manolo. Breve parada para quedar en vernos un poco más adelante ya que el final de ésta Vía Verde está cercana. Sigo hacia adelante y pronto tengo que cruzar por un antiguo PUENTE DE FERROCARRIL, el cual, según parece, ha sido salvado del desguace y bajo el cual sigue discurriendo el Río Zadorra. Un poco más adelante, observo la existencia de unas piscinas municipales lo que me pone alerta sobre el final de esta Vía Verde ya que tengo información de que el final de la misma, viniendo desde Landa, se encuentra en un Aparcamiento del Polígono de Gamarra, situado muy cerca de las piscinas. Estoy en el kilómetro 16 del recorrido por esta tranquilla Vía Verde. El clásico letrero informativo de las Vías Verdes nos da fé de ello. He llegado felizmente al final de la VÍA VERDE DEL ZADORRA. Allí vuelvo a reunirme con mi amigo Manolo, dando por finalizado nuestro recorrido por algunas de las Vías Verdes del País Vasco.
 

Vía Verde del Plazaola

Los días 29-30 de septiembre y 1-2 de octubre del 2014 he recorrido 3 vías verdes por el País Vasco: La Vía verde del Bidasoa (29 Kilómetros); La Vía verde del Plazaola (40 kilómetros) y la Vía verde del Zadorra (16 Kilómetros) El lunes 29 de Septiembre salgo en coche desde la Coruña. En el viaje me acompaña mi buen amigo Manuel Del Río Ferro. En principio nos dirigimos hacia Doneztebe. Decidimos hacer el viaje en coche por la Autopista del Cantábrico. Sobre las 7 de la tarde, después de cruzar Irún, llegamos a Doneztebe, un pequeño pueblo vasco-navarro. En otro lugar, he llevado a cabo la descripción de la Vía Verde del Bidasoa, la cual tiene su punto de partida en Doneztebe y su punto de llegada en Endarlazsa. Pues bien, después de finalizar la Vía Verde del Bidasoa y de vuelta ya en el Hostal Santamaria, situado en Doneztebe, sobre la 3 de la tarde abandonamos el pueblo para dirigirnos en coche a Lekunberri, ya que he decidido iniciar, desde allí, la 2ª Vía Verde en el País Vasco: LA VIDA VERDE DEL PLAZAOLA, y que es la que describiré a continuación. Antes de llegar a Lekunberri, sin embargo, mi amigo Manolo y Yo decidimos hacer una parada en Leitza, en donde comimos extraordinariamente bien, paseamos por un pueblo que es una auténtica maravilla y tuvimos tiempo de visitar la Torrea Taberna en donde parece que se rodaron escenas de la tan cacareada película 8 Apellidos Vascos. Después de ésta obligada parada en Leitza, abandonamos el pueblo y sobre las 6 de la tarde llegamos a Lekunberri, en donde nos hospedamos en el Hotel Ayesteran, el cual, según parece, visitó, en los años 50, el escritor Ernest Hemingway. Después de instalarnos en el hotel, aún tenemos tiempo para visitar el pueblo y acercarnos hasta la Estación desde donde, al día siguiente, iniciaré la Vía Verde del Plazaola. La Estación se encuentra en perfecto estado y, en la actualidad ejerce la función de oficina de información. Llama la atención también el cuidado vagón rojo, algo inclinado, que se encuentra en uno de los andenes situados junto a la Estación desde la que se inicia la VÍA VERDE DEL PLAZAOLA.
PRIMER TRAMO: LEKUNBERRI - ESTACIÓN DE UITZI - TUNEL DE UITZI
Al día siguiente, día 1 de Octubre del 2014, nos levantamos a las 8 de la mañana. Desayunamos y, sobre la 9, ya estoy pedaleando, desde el Hotel Ayesteran, hacia la ESTACIÓN DE LEKUMBERRI, desde donde comenzaré la Vía Verde del Plazaola. La primera parte del recorrido, dejando Lekunberri a mi izquierda, es realmente impresionante, por la vegetación y el paisaje. Después de pedalear un kilómetro me encuentro con el primer túnel de ésta Vía Verde. Es conveniente saber que la Vía consta de más de 33 túneles en todo su recorrido. La linterna es fundamental, sobre todo, para cruzar el Tunel de Uitzi, como más tarde veremos. Después de atravesar el primer túnel me encuentro con la primera sorpresa desagradable de ésta Vía Verde, y que no será la única. De repente, ya con Lekunberri a mis espaldas, uno se encuentra con un desvío de la Vía, sobre la que no tenía información, y con una pronunciada pendiente que me pone nervioso, pues todo lo que se baja, hay que subirlo. Desciendo mosqueado y sigo unas flechas rojas pintadas en la calzada, que, evidentemente nada tienen que ver con el trazado original de la antigua Vía del Plazaola. Como me suponía, a continuación tengo que comenzar a pedalear para superar una corta pero pronunciada subida que me sitúa de nuevo en el trazado de la Vía Verde. Como podrá verse más adelante, no será ésta la única sorpresa desagradable con la que me he encontrado en ésta vía verde, sobre todo, por la manía de colocar, en vez de señales claras y precisas, esas repelentes flechas rojas en la calzada. Pues bien, después de superar la pronunciada cuesta, que me pone las pulsaciones a 160, una señal, en éste caso, no dibujada en el suelo, me indica el camino a seguir, en dirección a UITZI. El recorrido, después de esta desagradable interrupción, vuelve a ser maravilloso. Cruzo bajo algunos puentes sobre la Vía Verde e inicio un suave ascenso hacia el TUNEL DE UITZI. El paisaje es realmente excepcional. Un poco más adelante, antes de llegar a Uitzi, debemos cruzar 3 túneles cortos a los que hay que prestar atención ya que, al menos, uno de ellos no está iluminado. En este tramo, la Vía Verde discurre, muy cerca de la carretera nacional la cual voy dejando a mi izquierda. Después de pedalear unos 5 kilómetros llego a la ESTACIÓN DE UITZI, extraordinariamente conservada. Giro hacia la derecha y me encuentro con el famoso TUNEL DE UITZI. Hago una pequeña parada porque estamos ante un túnel larguísimo, de unos 2,7 kilómetros y que, según parece, durante muchos años, llegó a ser el más largo de los ferrocarriles españoles. Las señales del mismo informan que es obligatorio llevar casco, linterna y botas a los que lo cruzan caminando. Me decido a cruzarlo pues parece bien iluminado. Se me hace larguísimo pero lo disfruto porque, a pesar de la humedad y la oscuridad voy disfrutando del pedaleo. La iluminación está situada sobre el techo del túnel y se va encendiendo automáticamente según uno va avanzando, pero con el problema de que, en algunos tramos, las luces del techo siguen apagadas y en rojo, con lo que la oscuridad es casi total. Además, en el suelo hay charcos, sobre todo, al llegar a la mitad del túnel, en donde decido hacer una pequeña parada y sacar unas fotografías de lo que parecen ser estalactitas o estalagmitas, que nunca llego a diferenciar. Sigo hacia adelante, y reconozco que, al final, ya tenía ganas de que el túnel finalizara, porque la sensación de humedad, oscuridad y claustrofobia, comienzan hacer acto de presencia. Al final logro cruzarlo felizmente. Estoy en el Kilómetro 5 de la Vía Verde del Plazaola.
SEGUNDO TRAMO: ESTACIÓN DE UITZI – LEITZA
Después de atravesar el TUNEL DE UITZI sigo pedaleando en dirección a LEITZA, pueblo extraordinario el cual visitamos el día anterior mi amigo Penelas y Yo. Antes de llegar a Leitza, pueblo que divisaremos a lo lejos desde la Vía Verde, pero por el que ésta no cruza, debemos atravesar varios túneles, así como pedalear por un firme con gravilla y pedregoso, aunque en medio de un paisaje impresionante. Además, ahora vamos en suave descenso y eso las piernas también lo agradecen. Pedaleo durante unos 10 kilómetros y, al final, diviso a mi izquierda y hacia abajo, el pueblo de LEITZA así como diversos caseríos situados en las mismas laderas de las montañas. Estoy en el kilómetro 15 de la Vía Verde del Plazaola.
TERCER TRAMO: LEITZA – ANTIGUA ESTACIÓN DEL PLAZAOLA – TUNEL CORTADO Y CRUCE CONFLICTIVO
Sigo mi camino dejando Leitza, al fondo, a mis espaldas. Después de pedalear durante unos 3 kilómetros más, poco a poco, me voy acercando hacia el lugar en donde estuvo situada, en sus inicios, la Estación del Plazaola. Esta Estación, según parece, además, coincide con la Muga, es decir, la linde que separa Navarra de Guipuzcoa. Estoy en el kilómetro 18 de la Vía Verde. Hago una parada y saco unas fotos de la zona. Poco después sigo mi tranquilo pedaleo, pues el trazado, aunque su firme contenga piedra y gravilla, es siempre en un suave descenso. El paisaje sigue siendo una maravilla. Después de atravesar, de nuevo, bajo alguno de esos puentes faraónicos por el que discurren las autopistas actuales, me encuentro con una sorpresa desagradable sobre la que no estaba informado y que me llevará a experimentar el segundo incidente desagradable en ésta Vía Verde. Cuando llevo pedaleando unos 5 kilómetros, después de abandonar la Antigua Estación del Plazaola, me encuentro con un Tunel cerrado, algo que me sobresalta siempre en las Vías Verdes, ya que ello implica un desvío y casi siempre una pronunciadísima subida. No me equivoco. Según me voy acercando al Tunel cerrado, tengo que desviarme a la derecha y comenzar a subir una pendiente pronunciada pero corta. Además la Vía Verde comienza a discurrir por una carretera convencional. Pero la sorpresa desagradable, de la que hablaba al principio, está aún por llegar. Superada la pendiente, no muy larga, sea dicho de paso, comienzo a descender y, de repente me encuentro con un cruce que me hace dudar hacia donde seguir. Hago una parada y observo lo siguiente: por un lado, una señal que habla del Plazaola pero marcando la dirección de la que vengo…lo que no me sirve para nada, a no ser que me estén indicando que me dé la vuelta y me vaya por donde he venido…algo que, más tarde, he llegado incluso a pensar….Por otro lado, observo en la calzada, pintadas, unas flechas rojas que me indican la dirección a seguir. Ausencia total de cualquier otro tipo de información. Le hago caso a las flechas rojas y sigo pedaleando por donde ellas me han indicado. Después de pedalear durante un kilómetro comienzo a mosquearme, porque el firme comienza a ser infame, con barro y piedras en el camino. Por otra parte, los letreros con los que me cruzo hablan de cotos de pesca, pero para nada de la Vía Verde. Además, el trazado es un rompe-piernas con subidas y bajadas, algo que no cuadra con las vías verdes. Después de pedalear durante unos 3 kilómetros, por intuición, y casi como un aviso interior, llego a la conclusión de que estoy siguiendo un camino equivocado. Comienzo a preocuparme pues estoy en una zona totalmente aislada y, además, no tengo cobertura en el móvil. Decido dar la vuelta. Me pongo perdido de barro, pero logro llegar al cruce en el que me había perdido. Sigo la otra dirección, con total ausencia de información, y, por fín logro situarme en la dirección correcta. ¡Mucho cuidado al llegar a este tramo de la Vía Verde del Plazaola! Estoy en el Kilómetro 20 y aún me faltan otros 20 más para llegar a ANDOAIN. Ya orientado, hago una breve parada, y me repongo del mal trago por el que acabo de pasar. Un poco más adelante, encuentro señalización en dirección a ANDOAIN, pero hay algo que llama mi atención. Por un lado toda la información, que hasta ahora compartía el vasco con el castellano, se produce sólo en Vasco. Además, y esto me sorprende aún más, el kilometraje parte de 0, como si la Vía Verde comenzara aquí, en dirección a Andoain y se ignora totalmente cualquier tipo de información hacia Lekunberri, desde donde vengo después de pedalear durante 20 kilómetros. Sólo, totalmente aislado, y, sin cobertura en el movil comienzo a pensar que no soy bienvenido por estos lares. De todos modos, decido seguir adelante.
CUARTO TRAMO: TUNEL CORTADO – CRUCE CONFLICTIVO - ANDOAIN
Comienzo a pedalear y poco a poco me voy adentrando en el valle de Leizaran, en dirección al final de la Vía Verde del Plazaola en ANDOAIN. El firme deja mucho que desear y deberemos soportarlo hasta la entrada de Andoain. El paisaje es extraordinario y disfruto con ello, aunque me siento totalmente aislado. Lo cierto es que no me cruzo con nadie hasta la entrada en Andoain, por lo que hay que mentalizarse que debemos pedalear unos 20 kilómetros en solitario, si se decide viajar como yo lo estoy haciendo. En la Vía Verde debemos atravesar un buen número de túneles, por suerte, cortos y la mayoría iluminados. El río Leizarán me acompaña en todo momento y lo voy dejando a mi izquierda. También observo la existencia de algunos puentes que cruzan por encima de la Vía Verde. El silencio que se respira me transporta a la niñez y me siento feliz. De esa forma, me voy acercando al punto de partida. Una pareja de jóvenes caminantes, unas casas a lo lejos, y el firme que pasa a estar asfaltado, me anuncian que estoy acercando a ANDOAIN. Más tarde, llego a un Stop y a un cruce con una carretera. Allí me alegro de ver a mi amigo Manolo que me está esperando, ya un poco preocupado, pues llego tarde sobre el horario previsto. Le explico los incidentes, pero no es hora de avinagrarse sino de disfrutar y, además, aún no he llegado al final. Después de pasar el Stop y cruzar la carretera me encuentro con un túnel por el que debo continuar, en dirección a la ESTACIÓN DE ANDOAIN. Mi amigo se dirige también hacia allí con el coche. Cruzo el Tunel de Otieta y más tarde un puente sobre el río Leizaran. El firme, además de asfaltado, se encuentra pintado con el clásico color rojo, por lo que, en la parte final de éste recorrido, la bici casi camina sola hacia su destino. Un poco más adelante, observo ya las casas de ANDOAIN, así como una gran chimenea que llama mi atención. Debemos cruzar aún otro pequeño Tunel. Al final arribo felizmente a la ESTACIÓN DE ANDOAIN, en donde ya me espera mi amigo. Un breve descanso, subimos la bici al soporte y nos dirigimos hacia Victoria-Gasteiz, pues aún debo llevar a cabo la 3ª Vía en el País Vasco: La Vía Verde del Zadorra. Pero esa es otra historia que relataré en otro lugar.

Vía Verde del Bidasoa

Los días 29-30 de septiembre y 1-2 de octubre del 2014 he recorrido 3 vías verdes por el País Vasco: La Vía verde del Bidasoa (29 Kilómetros); La Vía verde del Plazaola (40 kilómetros) y la Vía verde del Zadorra (16 Kilómetros). El lunes 29 de Septiembre, mi amigo Manuel del Río Ferro y Yo, nos dirigimos, en coche, desde la Coruña hacia Doneztebe, en el País Vasco. Decidimos hacer el viaje en coche por la autopista del Cantábrico. Sobre las 7 de la tarde, después de cruzar Irún, llegamos a Doneztebe, un pequeño pueblo vasco-navarro. Nos hospedamos en el Hostal Santa María, situado a unos metros del inicio de la Vía Verde. Después de alojarnos en nuestras habitaciones, mi amigo y yo, aún tenemos tiempo para dar una vuelta por el pueblo, visitar su bonita iglesia y hablar con Martín, el amable carnicero del pueblo, que nos informa del recorrido de la Vía Verde y nos habla de los tiempos en que había hecho la mili en Figueirido….Cena y a la cama.
PRIMER TRAMO: DONEZTEBE-LEGASA-SUNBILLA
Al día siguiente, nos levantamos sobre las 8 de la mañana y desayunamos en el mismo hostal. Amablemente me permiten utilizar la habitación y la ducha al finalizar el recorrido por la vía verde, algo que se agradece, pues siempre suelo estar de vuelta más allá de la 1 del mediodía. A las 9 de la mañana ya me encuentro pedaleando. El inicio de la Vía Verde del Bidasoa (29 Kilómetros) se encuentra en el parque del pueblo, junto al Bidasoa. Incluso puede comenzarse unos 300 metros antes del parque junto a puente de hormigón transitable bajo el cual discurre el Bidasoa. El día está nublado pero no llueve y es ideal para la práctica del ciclismo porque no hace nada de frío. Después de abandonar el parque me encuentro con el clásico cartel informativo de las Vías Verdes, en donde se puede contemplar el trazado de la Vía. Cruzo un puente y comienzo a pedalear tranquilamente entre un paisaje maravilloso siempre con el rumor del Bidasoa a mi derecha. El firme, de momento, es ideal porque está asfaltado. Después de pedalear, poco más de un kilómetro, debemos atravesar 3 túneles (15, 70, 90 metros) que no están iluminados. Aunque pueden atravesarse sin problemas, sin la linterna, es siempre aconsejable llevarla encendida, sobre todo, porque, además de los baches que pueden haber en el firme de la vía, existe el peligro de perder en algún momento la orientación y golpearse contra las paredes del túnel. Junto a uno de las túneles, observo las clásicas cascadas relacionadas con las centrales eléctricas. Por alguna zona, la vía verde discurre junto a los caseríos vascos, y me encuentro con viandantes que la recorren con tranquilidad y disfrute. De este modo, poquito a poco, y, disfrutando, recorro los 3 primeros kilómetros hasta llegar a un cruce, en donde hay un Stop pues la vía desemboca en un pequeño pueblo llamado LEGASA. Lo cruzo sin problema alguno y sin nada de tráfico y continuo hacia adelante. Ahora la Vía Verde pasa junto a un grupo de caseríos y debemos ir atentos pues puede aparecer algún vehículo perteneciente a los vecinos. Yo no me he encontrado con ninguno y el pedaleo tranquilo es la tónica. De este modo llego a SUNBILLA, y, con ello llevo recorrido, casi sin darme cuenta, los primeros 7 kilómetros de la Vía Verde del Bidasoa.
SEGUNDO TRAMO: SUNBILLA-IGANTZI
Después de abandonar SUNBILLA, voy dejando tras de mí los caseríos, mientras que la Vía Verde penetra por una zona en donde el río Bidasoa se encaja entre las montañas y la densa arboleda cubre nuestras cabezas dando esa sensación de protección y soledad que tanto se agradece. Un poco más adelante debo cruzar un túnel, con el que, según mis datos, representaba cierto peligro, porque, aún no siendo muy largo, está en curva y totalmente oscuro. Me acerco al túnel y me llevo una gran alegría cuando observo en la pared del túnel el clásico interruptor que da luz en las tinieblas. Lo cruzo sin dificultad y totalmente iluminado, aunque la curva del mismo sigue impresionando. Pienso en Quijote y Sancho cabalgando en la noche y tropezando contra las pared de una Iglesia en un pueblo totalmente a oscuras...¡Con la Iglesia, hemos topado, amigo Sancho!... En este caso, no me topado con la pared del túnel porque dispone de 3 interruptores, uno situado en el medio del mismo, por si la luz se apaga. Se agradecen estos detalles recorriendo los túneles de las Vías Verdes. Continuo pedaleando, siempre en suave descenso, para cruzar por debajo de las pasarelas colgantes por las que discurren la autovías actuales. Hago una parada bajo uno de los inmensos puentes y escucho el clásico golpeteo de lo coches y camiones que cruzan la autovía y que me pone en contacto con la “otra” realidad que, por otro lado, se ha convertido ya en “la” realidad que nos acompaña. Esta "realidad", por la que discurro y disfruto en éstos momentos, ya hay que buscarla y cada vez está más lejos. Sigo hacia adelante. Cruzo bajo los inmensos puentes de la autovía y dejo a mi derecha un pasarela azul, que no debemos cruzar, pues parece tener la función de comunicar con los caseríos cercanos, lo que implica que, por esta zona, podemos encontrarnos con algún coche. Más tarde, me vuelvo adentrar en zona boscosa con el Bidasoa a mi derecha, así como pequeña centrales eléctricas. Al final, desemboco en unas solitarias ruinas convertidas hoy en una zona en donde una maderera acumula un buen número de troncos de madera. He llegado a lo que en otra época fue la ESTACIÓN DE IGANTZI, es decir, el kilómetro 19 de mi recorrido por la Vía Verde del Bidasoa..
TERCER TRAMO: IGANTZI-LESAKA
Sigo mi pedaleo hacia adelante dejando atrás Igantzi y camino de LESAKA. Creo importante hacer notar que, al llegar a éste punto, el firme asfaltado de la Vía Verde desaparece de repente y se convierte en un camino pedregoso y molesto que me obliga a prestar más atención y a no relajarme. Hay zonas embarradas y bastante gravilla suelta en el camino. Debemos atravesar también 2 tuneles, cortos e iluminados, algo que se agradece enormemente, así como algún puente que cruza sobre la Vía. Después de volver a pasar por un tramo bajo las inmensas pasarelas de las autovías, desemboco en una pequeña central eléctrica junto al Bidasoa, en donde el firme de la calzada vuelve a estar asfaltado algo que me alegra enormemente. Pero ¡CUIDADO!. Un poco más adelante, una señal nos indica ¡PELIGRO CAMIONES!, lo que implica que pasamos por un tramo compartido con estos vehículos lo que me hace estar totalmente alerta, así como preguntarme si el asfaltado que recorro lo han llevado a cabo pensando en las bicicletas o en los camiones. Decididamente llego a la conclusión que debido al interés de éstos últimos y la industria de la madera. Tengo la suerte de no cruzarme con ningún camión y el recorrido sigue siendo fantástico. Me encuentro con una delicioa fuente que me alegra la ruta. Más adelante cruzo un túnel, bien iluminado. Paso también junto a una Casa Rural situado justo al lado de la Vía Verde, y del que saco fotos pero no hago publicidad. De este modo, en un suave pedaleo, siempre en descenso, llego a un punto en donde la Vía Verde es atravesada por la carretera nacional que se dirige a Vera del Bidasoa por lo que es obligatorio cruzarla y acceder a un puente que nos vuelve a situar en plena Vía Verde. He llegado al CRUCE DE LESAKA. Según parece en este cruce, en su día, estuvo la Estación. Hoy existe una gasolinera, así como un aparcamiento de camiones y un restaurante. Hago una pequeña parada y me encuentro con mi amigo Manolo, el cual me sigue como mi buen ángel de la guardia. Estamos en LESAKA, kilómetro 23, del recorrido por la Vía Verde del Bidasoa.
CUARTO TRAMO: LESAKA- VERA DEL BIDASOA - ENDARLATSA
Después de una breve parada en el CRUCE DE LESAKA me adentro, de nuevo, en la Vía Verde del Bidasoa. Un poco más adelante, me encuentro con una bifurcación y con 2 señales. Una de dirección obligatoria y la otra me muestra el cartel de dirección hacia ENDARLATSA que es la que debo seguir. El firme ha dejado de estar asfaltado y tiene bastante gravilla lo que me obliga a ir atento. El paisaje, sin embargo, vuelve a ser fantástico. Despues de pedalear unos kilómetros observo que la Vía Verde pasa justo al lado de la carretera. Más adelante debo cruzar bajo un puente moderno que pasa bajo esa carretera, y, un poco más adelante, tengo que hacer un stop, y pedalear durante unos 500 metros entre el tráfico, que no es muy denso, pero que obliga a cambiar el chip. Estoy en VERA DEL BIDASOA, es decir, en el kilómetro 26 de mi recorrido por la Vía Verde del Bidasoa. Paso junto a su bello PUENTE MEDIEVAL, y pienso en los Baroja, ya que, según parece, este hermoso pueblo fue la cuna de los mismos. Sigo hacia adelante camino del final de esta hermosa Vía Verde, situado en ENDARLATSA. Después de abandonar la zona del Puente Medieval, la vía vuelve a estar asfaltada, y pasa junto al Parque de Vera así como bellos puentes de piedra que la cruzan, ya alejados del tráfico. De este modo, me acerco al punto final de mi recorrido. Despues de dejar a mi derecha un puesto de bebidas y chucherías, colocado con toda la intención, en un punto estratégico, pensando, sobre todo, en los más peques, aunque yo también hubiera parado si estuviera abierto, cruzo unos cuantos pequeños túneles excavados en la roca. Más tarde, diviso al fondo lo que en su momento fue la ESTACIÓN DE ENDARLATSA, así como la Frontera que nos separa de Francia. De ese modo llego al final de la Vía Verde del Bidasoa. En tal final, se puede observar, además de la Antigua Estación, un precioso Puente que hoy ha quedado empequeñecido por las faraónicas obras por las que discurren las autopistas modernas. También se pueden ver los restos de un Puente aún más antiguo, del año 1698, denominado Puente de Boga, en la placa que podemos observar frente a sus restos. Estoy en el final. Fotos de rigor y satisfacción plena al haber finalizado sin problemas ésta extraordinaria Vía Verde del Bidasoa. Estoy en ENDARLATZA y en el kilómetro 29 de la Vía Verde del Bidasoa. Mi amigo Manolo me está esperando. Subimos la bici en el portabicis colocada en la bola del coche, y volvemos felices y contentos a Doneztebe.