1 jul 2014

Vía Verde del Río Oja

El sábado 28 de Junio del 2014, mi amigo Ramón y yo abandonamos Arnedillo, lugar desde donde he recorrido, el día anterior, las Vías Verdes del Préjamo y Cidacos. Nos dirigimos hasta Ezcaray con la idea de llevar a cabo desde ese punto de partida, la VÍA VERDE DEL RÍO OJA. Al llegar a Ezcaray nos hospedamos en el Hotel Iguareña. Después de dejar nuestras cosas en las 2 habitaciones que llevábamos reservadas, me preparo para llevar a cabo el recorrido por la Vía Verde del Río Oja. Sobre las 12 de la mañana subo en la bicicleta y me dirijo hacia la parte baja de Ezcaray, es decir, la zona por la que discurre el Río Oja. Atravieso un puente sobre este río y me encuentro con un Restaurante, que conserva aún la forma que, en su día, tuvo la Estación de Ezcaray. Estoy en el inicio de la Vía Verde del Oja, que transcurre desde Ezcaray hasta Casalarreina con una distancia de 28 Kilómetros. Los primeros kilómetros transcurren por una zona arbolada y con el Río Oja acompañándome a mi derecha. Como es sabado, la gente pasea y disfruta del día, por lo que me cruzo con caminantes, corredores y ciclistas. De este modo, y casi sin darme cuenta, pedaleo durante 4 kilómetros y llego a la Estación de Ojacastro, la cual, según parece se ha convertido en la actualidad en una Comunidad de Religiosas, aunque a mí me pareció totalmente abandonada. El lugar, sin embargo, es silencioso y apropiado para la meditación y el recogimiento. Un poco más adelante me voy acercando a SAN ASCENSION DE LOS CANTOS (Km 7) en donde atravieso una pasarela, pintada de color verde, y, no la única presente en la Vía, y, que, según parece, sustituye al antiguo puente ferroviario, hoy desaparecido. Sigo hacia adelante y paso por el SECO ARROYO DE SANTURDEJO, así como por la ESTACIÓN DE SANTURDE-SANTURDEJO (Km 9), de la que no quedan más que ruínas. Un cruce nos indica la senda a seguir para llegar a los pueblos de Santurde y Santurdejo, pero yo decido seguir hacia adelante sin abandonar la Vía Verde. Un poco más tarde llego a un paso a nivel con la carretera de Zarratón y, al final, desemboco en el APEADERO DE LA CARRASQUILLA (Km 14). A lo lejos ya diviso Santo Domingo de la Calzada.  Me acerco a lo que fue, en su día, la ESTACIÓN DE SANTO DOMINGO DE LA CALZADA (Km 15) y de la que hoy solamente existe un cocherón de locomotoras. Poco a poco me voy acercando a la ciudad del Santo de la Calzada, y, durante algún kilómetro, tengo que circular por un tramo compartido con los coches. Lo cierto es que apenas había tráfico, al menos, en el momento en que yo pasé por allí. Como conozco bien la Ciudad de Santo Domingo de la Calzada, decido seguir hacia adelante mi recorrido por la vía verde. Pedaleo durante uno cuantos kilómetros más, por una interminable recta, donde hago alguna parada para probar las cerezas, un tanto amargas, que ya maduras llaman la atención por su color rojizo colgadas de los árboles que jalonan la Vía. Llama también mi atención la inmensa explanada con cultivos, sobre todo de trigo, que observo a los lados de la larga recta de la Vía Verde. En medio de ese paisaje, llego a la ESTACIÓN DE BAÑARES (Km 21) en donde, además de la intersección que nos lleva a esta población, existe también el trazado de una CALZADA ROMANA, primer itinerario del Camino de Santiago, y, que sería desviado, por el cristianismo hacia el sur, para que el camino pasara por Santo Domingo de la Calzada. Tengo la impresión que el desvio ha afectado, más de lo que parece, al trazado de las carreteras y LR actuales, por esa zona, pues las rutas no parecen seguir muchas veces su trazado natural. Yo sigo hacia adelante, al margen de esas historias, y, pedaleando por una gran recta y desnuda planicie, y casi sin árboles, en los que cobijarse, llego junto al CANAL DE NAJERILLA (km 22) en donde estoy a punto de darme un baño, pero que el sentido común me hace ver que es una idea absurda. Desde éste punto hasta la ESTACIÓN DE CASTAÑARES (km 23) la Vía Verde está muy abandonada y nada acondicionada. El firme se encuentra lleno de gravilla y debo ir atento a los extraños de la bici. Además, la Vía Verde circula junto a una pista forestal por la que pueden circular los coches. La señalización es muy deficiente. A pesar de todo, sigo pedaleando hacia adelante. De este modo acabo por llegar, 5 kilómetros más adelante, a un cruce con la carretera nº 232. Estoy a la entrada de CASALLARREINA, [Kilómetro 28]. Según parece el recorrido del ferrocarril seguía hasta Haro, pero, en la actualidad, no existe ni rastro de la Vía, por lo que decido finalizar en Casalarreina, ciudad que merece la pena una visita. Allí me espera mi amigo Ramón. Descanso, tomamos algo y paseamos por el pueblo. Subimos la bici al coche y volvemos a Ezcaray. Aún es de día y podremos pasear también por esta bonita ciudad...a pesar de la lluvia, que hará su aparición al anochecer, entre lusco e fusco. Durante el recorrido por la Vía Verde del Río Oja, tuve algo de viento (aunque de espaldas), pero nada de lluvia. Al día siguiente, junto a mi amigo Ramón, volveré a Galicia, mi tierra.

Vía Verde del Cidacos

Los días 27 y 28 de Junio del 2014 he llevado a cabo un recorrido por 3 Vías verdes: Vía verde del Préjamo, Vía verde del Cidacos y Vía verde del Río Oja. El día 26 de Junio inicio el viaje con mi amigo Ramón. Salimos por la mañana desde Galicia, y, después de recorrer más de 700 kilómetros, llegamos al bonito pueblo de Arnedillo, en la Rioja. Allí nos hospedamos en el Hotel Marrodán. Por la noche, aún nos da tiempo a dar un paseo por el pueblo y acercarnos a la antigua Estación de Arnedillo, hoy convertida en Escuela Rural, y desde donde iniciaré, al día siguiente, 27 de Junio, el recorrido por las Vías Verdes del Prejamo y del Cidacos.
En otro lugar he llevado a cabo la descripción de La VÍA VERDE DEL PRÉJAMO a la cual he denominado como una especie de afluente de la Vía Verde del Cidacos, ya que parte desde un RAMAL de ésta Vía Verde Principal, por la que discurría un antigüo ferrocarril minero que iba desde Calahorra hasta Arnedillo. Parece que el ferrocarril fue clausurado en el año 1966.
Inicio la VIA VERDE DEL CIDACOS, del mismo modo que la Vía verde del Prejamo, en ARNEDILLO. El punto de partida es la antigüa ESTACIÓN DE FERROCARRIL, convertida hoy en Escuela Rural y situada junto a la Piscina Municipal. Sobre las 8’30 de la mañana inicio la marcha. A unos 200 metros del inicio de la Vía Verde del Cidacos (dentro de la cual se encuentra la Vía Verde del Prejamo) me encuentro con el TUNEL DE ARNEDILLO, de unos 600 metros, pero bien iluminado, por lo que no es necesario el uso de la linterna, que, por otro lado, todo aquel que recorra las Vías Verdes debería llevar siempre consigo. Después de atravesar el Tunel me adentro en una zona extraordinaria de la Vía Verde. Paso por el Mirador del Buitre y me adentro en el CAÑÓN DEL CIDACOS con vistas espectaculares tanto del río Cidacos, como de los pueblos cercanos (Santa Eulalia Somera, Santa Eulalia Bajera, Herce y Arnedo). Después de pedalear durante unos 4 kilómetros me acerco al RAMAL, del que he hablado al principio y que divide en dos la Vía Verde del Cidacos. Al llegar a este RAMAL (Kilómetro 4) una señal nos indica hacia la derecha una corta pero pronunciada subida. Es el camino que he seguido para llevar a cabo la Vía Verde del PRÉJAMO y que he descrito ya en otro lugar. Ahora, toca describir la VIA VERDE DEL CIDACOS.
Pues bien, después de finalizar la Vía Verde del Préjamo, estoy de nuevo, ya de vuelta, en
 el RAMAL y me dispongo a seguir por la Vía Verde del Cidacos propiamente dicha. Tengo, por delante, unos 30 kilómetros de recorrido. Comienzo a pedalear, después de llevar a cabo una breve parada, y, siempre en suave descenso, llego a la ESTACIÓN de HERCE  (Km 12 desde Arnedillo) y que, actualmente, parece haberse  convertido en un albergue juvenil. Desde Herce, la vía verde inicia una muy suave ascensión que me lleva hasta EL PUENTE DE LA CARRETERA DE CORNAGO [Kilómetro 14], y, en donde nos encontrarémos con un ramal que nos conduce (ya fuera de la Vía Verde) hasta el SANTUARIO DEL VICO, objeto de gran devoción por esta zona y al que se asciende a través de unas escaleras. No me dará tiempo a visitarlo. El recorrido por este tramo es una maravilla porque vamos dejando a nuestra derecha el Río Cidacos y circulamos entre una densa arboleda.  Sigo mi pedaleo tranquilo y cuando me doy cuento estoy ya a la altura de ARNEDO (Km 16), la capital del calzado. Al llegar a esta ciudad, la vía verde desaparece bajo el viario urbano, y, durante unos cuantos kilómetros, me siento perdido y en tensión, porque me veo obligado a compartir el recorrido con los coches, algo que me rompe el ritmo y me obliga a una concentración distinta a la que he traído hasta ahora. Llego a la altura de una gasolinera y, como me siento algo perdido, pregunto a un lugareño que me indica que debo seguir todo recto y de frente, algo que es verdad, ya que, después de pedalear durante unos 3 ó 4  Kilómetros diviso a lo lejos, ya en la Vía Verde del Cidacos, el pueblo de QUEL (Kilómetro 19) con su Castillo roquero y sus Cuevas-bodega excavadas en las paredes rocosas color barro, pero de una belleza espectacular. Continúo el camino hacia adelante y desemboco en un cruce peligroso, que hay que cruzar con cuidado, pues debemos atravesar la LR-115 con bastante tráfico. Después de cruzar sin dificultad me encuentro con el tercer túnel de mi recorrido. Es el TUNEL DEL GOLLIZO (Kilómetro 22). Tiene unos 600 metros de largo. Está bien iluminado, por lo que tampoco necesito utilizar la linterna que siempre llevo conmigo en el recorrido por las vías verdes.  Después de cruzar el túnel, la Vía Verde  discurre entre huertas, y con muchos cruces que nos indican que podemos encontrarnos con algún coche de los lugareños que acceden a ellas utilizando la Vía Verde. Yo no me encuentro con ninguno. De esa forma llego a la altura de la ESTACIÓN DE AUTOL (Kilómetro 23) con su dos esculturas petreas, denominadas EL PICUEZO Y LA PICUEZA. A la altura de Autol debo cruzar de nuevo la carretera para iniciar el último tramo de nuestro recorrido. Estamos, sin duda alguna, ante el tramo menos acondicionado de la Vía Verde del Cidacos. Discurre paralela a la carretera y sin ningún tipo de señalización, con edificios y fábricas que dejamos a nuestra derecha y con multitud de cruces por donde pueden aparecer, en cualquier momento, los coches. Yo me he topado con varios, no circulando por la vía verde sino accediendo a la carretera utilizando los cruces con la Vía Verde. También noto unos  aromas pestilentes, y descubro que salen de unos pozos tapados con  rejas y que parecen estar relacionados con unas lagunas de decantación de aguas residuales. Despues de pedalear por una larga recta, con un firme lleno de gravilla y sobre el que debemos prestar atención si no queremos llevarnos alguna sorpresa  con los extraños de la bici, llego a la altura del APEADERO DE RIO LIVILLOS (Km 30). Sigo hacia adelante, y, un poco más tarde, diviso a lo lejos la ciudad de Calahorra a orillas del Ebro. Según parece de su antigua Estación de Ferrocarril ya no queda nada, por lo que decido finalizar la Vía Verde del Cidacos en el Parque, que lleva el mismo nombre. Allí me reuno con mi amigo Ramón que me está esperando. Subo la bici al coche, comemos algo, y, volvemos a Arnedillo. Al día siguiente, viajaremos hasta Ezcaray para recorrer la Vía Verde del Río Oja, que más adelante también describiré.