Vía Verde del Bidasoa
Los días 29-30 de septiembre y 1-2 de octubre del 2014 he recorrido 3 vías verdes por el País Vasco: La Vía verde del Bidasoa (29 Kilómetros); La Vía verde del Plazaola (40 kilómetros) y la Vía verde del Zadorra (16 Kilómetros).
El lunes 29 de Septiembre, mi amigo Manuel del Río Ferro y Yo, nos dirigimos, en coche, desde la Coruña hacia Doneztebe, en el País Vasco. Decidimos hacer el viaje en coche por la autopista del Cantábrico. Sobre las 7 de la tarde, después de cruzar Irún, llegamos a Doneztebe, un pequeño pueblo vasco-navarro. Nos hospedamos en el Hostal Santa María, situado a unos metros del inicio de la Vía Verde. Después de alojarnos en nuestras habitaciones, mi amigo y yo, aún tenemos tiempo para dar una vuelta por el pueblo, visitar su bonita iglesia y hablar con Martín, el amable carnicero del pueblo, que nos informa del recorrido de la Vía Verde y nos habla de los tiempos en que había hecho la mili en Figueirido….Cena y a la cama.
PRIMER TRAMO: DONEZTEBE-LEGASA-SUNBILLA
Al día siguiente, nos levantamos sobre las 8 de la mañana y desayunamos en el mismo hostal. Amablemente me permiten utilizar la habitación y la ducha al finalizar el recorrido por la vía verde, algo que se agradece, pues siempre suelo estar de vuelta más allá de la 1 del mediodía. A las 9 de la mañana ya me encuentro pedaleando. El inicio de la Vía Verde del Bidasoa (29 Kilómetros) se encuentra en el parque del pueblo, junto al Bidasoa. Incluso puede comenzarse unos 300 metros antes del parque junto a puente de hormigón transitable bajo el cual discurre el Bidasoa. El día está nublado pero no llueve y es ideal para la práctica del ciclismo porque no hace nada de frío. Después de abandonar el parque me encuentro con el clásico cartel informativo de las Vías Verdes, en donde se puede contemplar el trazado de la Vía. Cruzo un puente y comienzo a pedalear tranquilamente entre un paisaje maravilloso siempre con el rumor del Bidasoa a mi derecha. El firme, de momento, es ideal porque está asfaltado. Después de pedalear, poco más de un kilómetro, debemos atravesar 3 túneles (15, 70, 90 metros) que no están iluminados. Aunque pueden atravesarse sin problemas, sin la linterna, es siempre aconsejable llevarla encendida, sobre todo, porque, además de los baches que pueden haber en el firme de la vía, existe el peligro de perder en algún momento la orientación y golpearse contra las paredes del túnel. Junto a uno de las túneles, observo las clásicas cascadas relacionadas con las centrales eléctricas. Por alguna zona, la vía verde discurre junto a los caseríos vascos, y me encuentro con viandantes que la recorren con tranquilidad y disfrute. De este modo, poquito a poco, y, disfrutando, recorro los 3 primeros kilómetros hasta llegar a un cruce, en donde hay un Stop pues la vía desemboca en un pequeño pueblo llamado LEGASA. Lo cruzo sin problema alguno y sin nada de tráfico y continuo hacia adelante. Ahora la Vía Verde pasa junto a un grupo de caseríos y debemos ir atentos pues puede aparecer algún vehículo perteneciente a los vecinos. Yo no me he encontrado con ninguno y el pedaleo tranquilo es la tónica. De este modo llego a SUNBILLA, y, con ello llevo recorrido, casi sin darme cuenta, los primeros 7 kilómetros de la Vía Verde del Bidasoa.
SEGUNDO TRAMO: SUNBILLA-IGANTZI
Después de abandonar SUNBILLA, voy dejando tras de mí los caseríos, mientras que la Vía Verde penetra por una zona en donde el río Bidasoa se encaja entre las montañas y la densa arboleda cubre nuestras cabezas dando esa sensación de protección y soledad que tanto se agradece. Un poco más adelante debo cruzar un túnel, con el que, según mis datos, representaba cierto peligro, porque, aún no siendo muy largo, está en curva y totalmente oscuro. Me acerco al túnel y me llevo una gran alegría cuando observo en la pared del túnel el clásico interruptor que da luz en las tinieblas. Lo cruzo sin dificultad y totalmente iluminado, aunque la curva del mismo sigue impresionando. Pienso en Quijote y Sancho cabalgando en la noche y tropezando contra las pared de una Iglesia en un pueblo totalmente a oscuras...¡Con la Iglesia, hemos topado, amigo Sancho!... En este caso, no me topado con la pared del túnel porque dispone de 3 interruptores, uno situado en el medio del mismo, por si la luz se apaga. Se agradecen estos detalles recorriendo los túneles de las Vías Verdes. Continuo pedaleando, siempre en suave descenso, para cruzar por debajo de las pasarelas colgantes por las que discurren la autovías actuales. Hago una parada bajo uno de los inmensos puentes y escucho el clásico golpeteo de lo coches y camiones que cruzan la autovía y que me pone en contacto con la “otra” realidad que, por otro lado, se ha convertido ya en “la” realidad que nos acompaña. Esta "realidad", por la que discurro y disfruto en éstos momentos, ya hay que buscarla y cada vez está más lejos. Sigo hacia adelante. Cruzo bajo los inmensos puentes de la autovía y dejo a mi derecha un pasarela azul, que no debemos cruzar, pues parece tener la función de comunicar con los caseríos cercanos, lo que implica que, por esta zona, podemos encontrarnos con algún coche. Más tarde, me vuelvo adentrar en zona boscosa con el Bidasoa a mi derecha, así como pequeña centrales eléctricas. Al final, desemboco en unas solitarias ruinas convertidas hoy en una zona en donde una maderera acumula un buen número de troncos de madera. He llegado a lo que en otra época fue la ESTACIÓN DE IGANTZI, es decir, el kilómetro 19 de mi recorrido por la Vía Verde del Bidasoa..
TERCER TRAMO: IGANTZI-LESAKA
Sigo mi pedaleo hacia adelante dejando atrás Igantzi y camino de LESAKA. Creo importante hacer notar que, al llegar a éste punto, el firme asfaltado de la Vía Verde desaparece de repente y se convierte en un camino pedregoso y molesto que me obliga a prestar más atención y a no relajarme. Hay zonas embarradas y bastante gravilla suelta en el camino. Debemos atravesar también 2 tuneles, cortos e iluminados, algo que se agradece enormemente, así como algún puente que cruza sobre la Vía. Después de volver a pasar por un tramo bajo las inmensas pasarelas de las autovías, desemboco en una pequeña central eléctrica junto al Bidasoa, en donde el firme de la calzada vuelve a estar asfaltado algo que me alegra enormemente. Pero ¡CUIDADO!. Un poco más adelante, una señal nos indica ¡PELIGRO CAMIONES!, lo que implica que pasamos por un tramo compartido con estos vehículos lo que me hace estar totalmente alerta, así como preguntarme si el asfaltado que recorro lo han llevado a cabo pensando en las bicicletas o en los camiones. Decididamente llego a la conclusión que debido al interés de éstos últimos y la industria de la madera. Tengo la suerte de no cruzarme con ningún camión y el recorrido sigue siendo fantástico. Me encuentro con una delicioa fuente que me alegra la ruta. Más adelante cruzo un túnel, bien iluminado. Paso también junto a una Casa Rural situado justo al lado de la Vía Verde, y del que saco fotos pero no hago publicidad. De este modo, en un suave pedaleo, siempre en descenso, llego a un punto en donde la Vía Verde es atravesada por la carretera nacional que se dirige a Vera del Bidasoa por lo que es obligatorio cruzarla y acceder a un puente que nos vuelve a situar en plena Vía Verde. He llegado al CRUCE DE LESAKA. Según parece en este cruce, en su día, estuvo la Estación. Hoy existe una gasolinera, así como un aparcamiento de camiones y un restaurante. Hago una pequeña parada y me encuentro con mi amigo Manolo, el cual me sigue como mi buen ángel de la guardia. Estamos en LESAKA, kilómetro 23, del recorrido por la Vía Verde del Bidasoa.
CUARTO TRAMO: LESAKA- VERA DEL BIDASOA - ENDARLATSA
Después de una breve parada en el CRUCE DE LESAKA me adentro, de nuevo, en la Vía Verde del Bidasoa. Un poco más adelante, me encuentro con una bifurcación y con 2 señales. Una de dirección obligatoria y la otra me muestra el cartel de dirección hacia ENDARLATSA que es la que debo seguir. El firme ha dejado de estar asfaltado y tiene bastante gravilla lo que me obliga a ir atento. El paisaje, sin embargo, vuelve a ser fantástico. Despues de pedalear unos kilómetros observo que la Vía Verde pasa justo al lado de la carretera. Más adelante debo cruzar bajo un puente moderno que pasa bajo esa carretera, y, un poco más adelante, tengo que hacer un stop, y pedalear durante unos 500 metros entre el tráfico, que no es muy denso, pero que obliga a cambiar el chip. Estoy en VERA DEL BIDASOA, es decir, en el kilómetro 26 de mi recorrido por la Vía Verde del Bidasoa. Paso junto a su bello PUENTE MEDIEVAL, y pienso en los Baroja, ya que, según parece, este hermoso pueblo fue la cuna de los mismos. Sigo hacia adelante camino del final de esta hermosa Vía Verde, situado en ENDARLATSA. Después de abandonar la zona del Puente Medieval, la vía vuelve a estar asfaltada, y pasa junto al Parque de Vera así como bellos puentes de piedra que la cruzan, ya alejados del tráfico. De este modo, me acerco al punto final de mi recorrido. Despues de dejar a mi derecha un puesto de bebidas y chucherías, colocado con toda la intención, en un punto estratégico, pensando, sobre todo, en los más peques, aunque yo también hubiera parado si estuviera abierto, cruzo unos cuantos pequeños túneles excavados en la roca. Más tarde, diviso al fondo lo que en su momento fue la ESTACIÓN DE ENDARLATSA, así como la Frontera que nos separa de Francia. De ese modo llego al final de la Vía Verde del Bidasoa. En tal final, se puede observar, además de la Antigua Estación, un precioso Puente que hoy ha quedado empequeñecido por las faraónicas obras por las que discurren las autopistas modernas. También se pueden ver los restos de un Puente aún más antiguo, del año 1698, denominado Puente de Boga, en la placa que podemos observar frente a sus restos. Estoy en el final. Fotos de rigor y satisfacción plena al haber finalizado sin problemas ésta extraordinaria Vía Verde del Bidasoa. Estoy en ENDARLATZA y en el kilómetro 29 de la Vía Verde del Bidasoa. Mi amigo Manolo me está esperando. Subimos la bici en el portabicis colocada en la bola del coche, y volvemos felices y contentos a Doneztebe.
PRIMER TRAMO: DONEZTEBE-LEGASA-SUNBILLA
Al día siguiente, nos levantamos sobre las 8 de la mañana y desayunamos en el mismo hostal. Amablemente me permiten utilizar la habitación y la ducha al finalizar el recorrido por la vía verde, algo que se agradece, pues siempre suelo estar de vuelta más allá de la 1 del mediodía. A las 9 de la mañana ya me encuentro pedaleando. El inicio de la Vía Verde del Bidasoa (29 Kilómetros) se encuentra en el parque del pueblo, junto al Bidasoa. Incluso puede comenzarse unos 300 metros antes del parque junto a puente de hormigón transitable bajo el cual discurre el Bidasoa. El día está nublado pero no llueve y es ideal para la práctica del ciclismo porque no hace nada de frío. Después de abandonar el parque me encuentro con el clásico cartel informativo de las Vías Verdes, en donde se puede contemplar el trazado de la Vía. Cruzo un puente y comienzo a pedalear tranquilamente entre un paisaje maravilloso siempre con el rumor del Bidasoa a mi derecha. El firme, de momento, es ideal porque está asfaltado. Después de pedalear, poco más de un kilómetro, debemos atravesar 3 túneles (15, 70, 90 metros) que no están iluminados. Aunque pueden atravesarse sin problemas, sin la linterna, es siempre aconsejable llevarla encendida, sobre todo, porque, además de los baches que pueden haber en el firme de la vía, existe el peligro de perder en algún momento la orientación y golpearse contra las paredes del túnel. Junto a uno de las túneles, observo las clásicas cascadas relacionadas con las centrales eléctricas. Por alguna zona, la vía verde discurre junto a los caseríos vascos, y me encuentro con viandantes que la recorren con tranquilidad y disfrute. De este modo, poquito a poco, y, disfrutando, recorro los 3 primeros kilómetros hasta llegar a un cruce, en donde hay un Stop pues la vía desemboca en un pequeño pueblo llamado LEGASA. Lo cruzo sin problema alguno y sin nada de tráfico y continuo hacia adelante. Ahora la Vía Verde pasa junto a un grupo de caseríos y debemos ir atentos pues puede aparecer algún vehículo perteneciente a los vecinos. Yo no me he encontrado con ninguno y el pedaleo tranquilo es la tónica. De este modo llego a SUNBILLA, y, con ello llevo recorrido, casi sin darme cuenta, los primeros 7 kilómetros de la Vía Verde del Bidasoa.
SEGUNDO TRAMO: SUNBILLA-IGANTZI
Después de abandonar SUNBILLA, voy dejando tras de mí los caseríos, mientras que la Vía Verde penetra por una zona en donde el río Bidasoa se encaja entre las montañas y la densa arboleda cubre nuestras cabezas dando esa sensación de protección y soledad que tanto se agradece. Un poco más adelante debo cruzar un túnel, con el que, según mis datos, representaba cierto peligro, porque, aún no siendo muy largo, está en curva y totalmente oscuro. Me acerco al túnel y me llevo una gran alegría cuando observo en la pared del túnel el clásico interruptor que da luz en las tinieblas. Lo cruzo sin dificultad y totalmente iluminado, aunque la curva del mismo sigue impresionando. Pienso en Quijote y Sancho cabalgando en la noche y tropezando contra las pared de una Iglesia en un pueblo totalmente a oscuras...¡Con la Iglesia, hemos topado, amigo Sancho!... En este caso, no me topado con la pared del túnel porque dispone de 3 interruptores, uno situado en el medio del mismo, por si la luz se apaga. Se agradecen estos detalles recorriendo los túneles de las Vías Verdes. Continuo pedaleando, siempre en suave descenso, para cruzar por debajo de las pasarelas colgantes por las que discurren la autovías actuales. Hago una parada bajo uno de los inmensos puentes y escucho el clásico golpeteo de lo coches y camiones que cruzan la autovía y que me pone en contacto con la “otra” realidad que, por otro lado, se ha convertido ya en “la” realidad que nos acompaña. Esta "realidad", por la que discurro y disfruto en éstos momentos, ya hay que buscarla y cada vez está más lejos. Sigo hacia adelante. Cruzo bajo los inmensos puentes de la autovía y dejo a mi derecha un pasarela azul, que no debemos cruzar, pues parece tener la función de comunicar con los caseríos cercanos, lo que implica que, por esta zona, podemos encontrarnos con algún coche. Más tarde, me vuelvo adentrar en zona boscosa con el Bidasoa a mi derecha, así como pequeña centrales eléctricas. Al final, desemboco en unas solitarias ruinas convertidas hoy en una zona en donde una maderera acumula un buen número de troncos de madera. He llegado a lo que en otra época fue la ESTACIÓN DE IGANTZI, es decir, el kilómetro 19 de mi recorrido por la Vía Verde del Bidasoa..
TERCER TRAMO: IGANTZI-LESAKA
Sigo mi pedaleo hacia adelante dejando atrás Igantzi y camino de LESAKA. Creo importante hacer notar que, al llegar a éste punto, el firme asfaltado de la Vía Verde desaparece de repente y se convierte en un camino pedregoso y molesto que me obliga a prestar más atención y a no relajarme. Hay zonas embarradas y bastante gravilla suelta en el camino. Debemos atravesar también 2 tuneles, cortos e iluminados, algo que se agradece enormemente, así como algún puente que cruza sobre la Vía. Después de volver a pasar por un tramo bajo las inmensas pasarelas de las autovías, desemboco en una pequeña central eléctrica junto al Bidasoa, en donde el firme de la calzada vuelve a estar asfaltado algo que me alegra enormemente. Pero ¡CUIDADO!. Un poco más adelante, una señal nos indica ¡PELIGRO CAMIONES!, lo que implica que pasamos por un tramo compartido con estos vehículos lo que me hace estar totalmente alerta, así como preguntarme si el asfaltado que recorro lo han llevado a cabo pensando en las bicicletas o en los camiones. Decididamente llego a la conclusión que debido al interés de éstos últimos y la industria de la madera. Tengo la suerte de no cruzarme con ningún camión y el recorrido sigue siendo fantástico. Me encuentro con una delicioa fuente que me alegra la ruta. Más adelante cruzo un túnel, bien iluminado. Paso también junto a una Casa Rural situado justo al lado de la Vía Verde, y del que saco fotos pero no hago publicidad. De este modo, en un suave pedaleo, siempre en descenso, llego a un punto en donde la Vía Verde es atravesada por la carretera nacional que se dirige a Vera del Bidasoa por lo que es obligatorio cruzarla y acceder a un puente que nos vuelve a situar en plena Vía Verde. He llegado al CRUCE DE LESAKA. Según parece en este cruce, en su día, estuvo la Estación. Hoy existe una gasolinera, así como un aparcamiento de camiones y un restaurante. Hago una pequeña parada y me encuentro con mi amigo Manolo, el cual me sigue como mi buen ángel de la guardia. Estamos en LESAKA, kilómetro 23, del recorrido por la Vía Verde del Bidasoa.
CUARTO TRAMO: LESAKA- VERA DEL BIDASOA - ENDARLATSA
Después de una breve parada en el CRUCE DE LESAKA me adentro, de nuevo, en la Vía Verde del Bidasoa. Un poco más adelante, me encuentro con una bifurcación y con 2 señales. Una de dirección obligatoria y la otra me muestra el cartel de dirección hacia ENDARLATSA que es la que debo seguir. El firme ha dejado de estar asfaltado y tiene bastante gravilla lo que me obliga a ir atento. El paisaje, sin embargo, vuelve a ser fantástico. Despues de pedalear unos kilómetros observo que la Vía Verde pasa justo al lado de la carretera. Más adelante debo cruzar bajo un puente moderno que pasa bajo esa carretera, y, un poco más adelante, tengo que hacer un stop, y pedalear durante unos 500 metros entre el tráfico, que no es muy denso, pero que obliga a cambiar el chip. Estoy en VERA DEL BIDASOA, es decir, en el kilómetro 26 de mi recorrido por la Vía Verde del Bidasoa. Paso junto a su bello PUENTE MEDIEVAL, y pienso en los Baroja, ya que, según parece, este hermoso pueblo fue la cuna de los mismos. Sigo hacia adelante camino del final de esta hermosa Vía Verde, situado en ENDARLATSA. Después de abandonar la zona del Puente Medieval, la vía vuelve a estar asfaltada, y pasa junto al Parque de Vera así como bellos puentes de piedra que la cruzan, ya alejados del tráfico. De este modo, me acerco al punto final de mi recorrido. Despues de dejar a mi derecha un puesto de bebidas y chucherías, colocado con toda la intención, en un punto estratégico, pensando, sobre todo, en los más peques, aunque yo también hubiera parado si estuviera abierto, cruzo unos cuantos pequeños túneles excavados en la roca. Más tarde, diviso al fondo lo que en su momento fue la ESTACIÓN DE ENDARLATSA, así como la Frontera que nos separa de Francia. De ese modo llego al final de la Vía Verde del Bidasoa. En tal final, se puede observar, además de la Antigua Estación, un precioso Puente que hoy ha quedado empequeñecido por las faraónicas obras por las que discurren las autopistas modernas. También se pueden ver los restos de un Puente aún más antiguo, del año 1698, denominado Puente de Boga, en la placa que podemos observar frente a sus restos. Estoy en el final. Fotos de rigor y satisfacción plena al haber finalizado sin problemas ésta extraordinaria Vía Verde del Bidasoa. Estoy en ENDARLATZA y en el kilómetro 29 de la Vía Verde del Bidasoa. Mi amigo Manolo me está esperando. Subimos la bici en el portabicis colocada en la bola del coche, y volvemos felices y contentos a Doneztebe.
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